El maridaje es un juego de seducción, que consiste en magnificar la sensación de placer que se puede generar entre dos, en este caso… ¡un postre y un pisco! Elija el postre que más le guste, llévese un pedacito a la boca, beba un sorbito de pisco... ¡Lo que sigue es una explosión de sensaciones maravillosas!
El pisco es un destilado que posee aproximadamente 40° de alcohol, y se elabora con ocho tipos distintos de uvas pisqueras. Cada una de ellas le otorga a cada botella un poco de su propia personalidad, de acuerdo a sus características únicas e inconfundibles.
Tenemos una exquisita variedad de piscos, y si a esto le sumamos la gran variedad de postres existentes, entonces tendremos por delante un reto delicioso: “maridarlos”. Dependiendo de las características de cada una de las variedades de pisco, tendremos que buscar el postre, que nos pueda generar una exquisita sensación en la boca, o viceversa… dependiendo del postre que tengamos, podremos elegir el pisco ideal.
Entonces, tome una copa de este destilado en su mano, gírela lentamente y llévesela a la nariz suavemente, para que sus encantadores aromas empiecen a brotar y lo seduzcan. Luego, haga uso de su memoria olfativa y empiece a asociar lo que le brinda la copa con los aromas que usted tiene registrados en su memoria. Seguro reconocerá deliciosas frutas, flores, especias y más... Una vez que los haya identificado… ¡deje volar su imaginación y elija un postre con el cual quisiera acompañar ese pisco!
Una vez que tenga su postre favorito sobre la mesa, llévese un pedacito a la boca. Inmediatamente después, tome su copa de pisco, gírela y llévesela a la nariz, para que brote su fragancia y el momento se llene de magia. Acto seguido, beba un sorbito para fusionar ambos en la boca. Lo que sigue… ¡es una explosión de sensaciones maravillosas! Y es que el pisco es un destilado versátil, ya que podemos disfrutarlo tomándolo puro, en coctelería, como un ingrediente de lujo en la cocina; y, por supuesto, maridándolo a la perfección con postres.
Por ello, atrévase e invítelo a su mesa, como parte de un almuerzo o una cena, en una linda copita pisquera, acompañando a un delicioso postre. O por qué no, una de estas tardes, siéntese en su terraza, ponga su música favorita, déjese acompañar por los últimos rayos de sol y una fresca brisa de mar, y sírvase una copa de pisco, acompañado del postre que más le guste, para rendirle culto a sus sentidos… ¡Entréguese completamente a lo que será una inolvidable sesión de placer!
... Continuara.
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