viernes, 13 de julio de 2012

Al pisco le encantan los postres!

El maridaje es un juego de seducción, que consiste en magnificar la sensación de placer que se puede generar entre dos, en este caso… ¡un postre y un pisco! Elija el postre que más le guste, llévese un pedacito a la boca, beba un sorbito de pisco... ¡Lo que sigue es una explosión de sensaciones maravillosas!


El pisco es un destilado que posee aproximadamente 40° de alcohol, y se elabora con ocho tipos distintos de uvas pisqueras. Cada una de ellas le otorga a cada botella un poco de su propia personalidad, de acuerdo a sus características únicas e inconfundibles.

Tenemos una exquisita variedad de piscos, y si a esto le sumamos la gran variedad de postres existentes, entonces tendremos por delante un reto delicioso: “maridarlos”. Dependiendo de las características de cada una de las variedades de pisco, tendremos que buscar el postre, que nos pueda generar una exquisita sensación en la boca, o viceversa… dependiendo del postre que tengamos, podremos elegir el pisco ideal.

Entonces, tome una copa de este destilado en su mano, gírela lentamente y llévesela a la nariz suavemente, para que sus encantadores aromas empiecen a brotar y lo seduzcan. Luego, haga uso de su memoria olfativa y empiece a asociar lo que le brinda la copa con los aromas que usted tiene registrados en su memoria. Seguro reconocerá deliciosas frutas, flores, especias y más... Una vez que los haya identificado… ¡deje volar su imaginación y elija un postre con el cual quisiera acompañar ese pisco!

Una vez que tenga su postre favorito sobre la mesa, llévese un pedacito a la boca. Inmediatamente después, tome su copa de pisco, gírela y llévesela a la nariz, para que brote su fragancia y el momento se llene de magia. Acto seguido, beba un sorbito para fusionar ambos en la boca. Lo que sigue… ¡es una explosión de sensaciones maravillosas! Y es que el pisco es un destilado versátil, ya que podemos disfrutarlo tomándolo puro, en coctelería, como un ingrediente de lujo en la cocina; y, por supuesto, maridándolo a la perfección con postres.

Por ello, atrévase e invítelo a su mesa, como parte de un almuerzo o una cena, en una linda copita pisquera, acompañando a un delicioso postre. O por qué no, una de estas tardes, siéntese en su terraza, ponga su música favorita, déjese acompañar por los últimos rayos de sol y una fresca brisa de mar, y sírvase una copa de pisco, acompañado del postre que más le guste, para rendirle culto a sus sentidos… ¡Entréguese completamente a lo que será una inolvidable sesión de placer!

... Continuara.

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